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lunes, 25 de octubre de 2010

MALAS RELACIONES!

¿Por qué fallamos tanto en el amor? ¿Por qué tanta gente elige a la persona equivocada o se enfrasca en relaciones tan peligrosas como irracionales? ¿Por qué nos resignamos a relaciones dolorosas? Creemos que el amor es magico, que nunca se va a equivocar, que esta va ser la vez en donde no vamos a salir lastimadas, pero lo que olvidamos que no siempre que el romance aparezca va a ser bueno para nuestro bien. Nos guste o no, algunas maneras de amar son insoportables y agotadoras.

ESTILO HISTERICO

Amar a una persona histerico-teatral es dejarse llevar por un huracán de grado cinco. Algunas de sus características son: querer ser siempre el centro de atención, ser excesivamente emotivo, mostrar comportamientos seductores, cuidar exageradamente el aspecto físico, tener actitudes dramáticas e impresionistas, ver intimidad donde no la hay y ser muy intensas o intensos en las relaciones interpersonales (especialmente cuando hay amor de por medio). Las personas que tienen esta manera de amar desarrollan un ciclo amoroso de mal pronóstico. Al principio sus relaciones afectivas están impregnadas de un enamoramiento frenético y fuera de control y después, como en caída libre, suelen terminar con las relaciones de manera drástica y tormentosa. El amor histérico no sólo se siente, también se carga y se soporta, porque al exigir atención y aprobación las veinticuatro horas, la relación se vuelve agotadora. ¿Cómo estar bien con alguien que nunca está satisfecho afectivamente?

DESCONFIADO

Casi siempre está «pensando en lo que el otro piensa que él piensa», y escarbando en las intenciones de su pareja. La angustia que genera la suspicacia en estas personas es tal que algunos sienten alivio si sus hipótesis se cumplen. Prefieren el hecho consumado del engaño, aunque duela, que la incertidumbre cotidiana. Alguien que había descubierto a su esposa en una infidelidad sostenida dijo con alivio: «Al menos se terminó, la sospecha me estaba matando». ¿Será preferible el dolor de la incertidumbre resuelta a la felicidad probable?

Celos reales o imaginarios, justificados o delirantes, pasados o futuros, todos duelen igual y causan los mismos estragos. Si tu pareja coquetea descaradamente con alguien en tus narices y te enfureces, es natural. A nadie le gustan los cuernos y menos de frente. ¿Qué haría una persona «normal» en una situación así? Encarar la cuestión, decir honestamente lo que piensa y tratar de sentar un precedente no violento al respecto. Pero también es posible que si practicas la filosofía swingers, te guste ver a tu media naranja flirteando, obviamente si la fantasía es compartida. Cada quien corre con sus gustos y los costos asociados, lo importante es respetar los acuerdos y que exista cierta compatibilidad de fondo. Por ejemplo, no nos imaginamos a un paranoide con una persona histerica. Los celos patológicos son distintos. Surgen sin fundamento alguno y el celoso empieza a establecer correlaciones ilusorias y a atar cabos que no están sueltos. Las interpretaciones erróneas se disparan todo el tiempo y pueden llegar a constituir un trastorno celotípico delirante.


EGOÍSTA

El amor desvinculado o indiferente

Si eres la pareja de un narcisista, te sentirás como un satélite afectivo. El ego funciona como un astro rey o una estrella fulgurante en las relaciones interpersonales: ocupa la posición central, ciega y, si te acercas demasiado, te pulveriza. La personas narcisistas se consideran a sí mismas especiales y únicas, grandiosas e imbuidas de un toque casi celestial, mientras perciben a los demás como inferiores, vasallos o simples partidarios.

Querer a una persona egocéntrica siempre llevará implícito un tercero en discordia incrustado en el ser amando: la soberbia. La paradoja es: cuanto más ames a un narcisista, más estarás alimentado su sentimiento de grandiosidad y más se alejará de ti.

ANTISOCIAL

No me interesan tu dolor ni tu alegría

El egocentrismo del antisocial no responde como en el caso del narcisista a una creencia de grandiosidad que lo hace sentir único y especial, sino a un estado del «yo» donde no hay nadie más: estoy solo para enfrentarme a la vida. Recordemos que el narcisista precisa del halago y el reconocimiento para mantenerse vivo. En cambio, el antisocial se basta a sí mismo, y por eso cuelga a la gente de un llavero, la lleva y la trae como una «cosa», sin esperar ningún tipo de aprobación. En general, el antisocial no necesita de la gente para fortalecer su autoestima. Los demás, por definición, son «superfluos» o prescindibles, a no ser que puedan utilizarlos en algún sentido.
Podría argumentarse que algunos individuos antisociales parecen amar de verdad a ciertas personas de su entorno. Sin embargo, un análisis más profundo nos enseña que estos «amores» son tan utilitarios y tan carentes de sensibilidad que terminan adoptando unos formatos afectivos destructivos y sui generis. Un hombre mujeriego y muy adinerado decía con plena convicción: «¡Juro que de todas mis amantes es a la que más quiero! ¡No es justo que me rechace así!».


EL AMOR IDEAL.... MITO


2 comentarios:

  1. Nos guste o no, algunas maneras de amar son insoportables y agotadoras.
    Uhi te dije qe te odio verdaD? como vas a escribir esto asi como si fuese lo mas normal de la vida y yo aca psicopateandome! para la proxima pedi permiso para describirme jajaj .
    como te amo camila :)

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  2. EGOISTA: La paradoja es: cuanto más ames a un narcisista, más estarás alimentado su sentimiento de grandiosidad y más se alejará de ti.

    jajajajaja parecido eh? vos tmb estar cerca de esto asi que shh
    te amo humilde! jajaja

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Mi Dibujo.

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años de practica;)